lunes, 4 de enero de 2016

Fragmentos II

""".....No era posible entenderse a uno mismo entre esas piernas y esa mirada profunda. Solo podía abandonarse y dejarse morir plácidamente entre sus jadeos susurrantes. No era viable intentar tomar el control con ella. Una vorágine subyugante le impedía sentirse con el mando cuando estaba en sus labios. Así debía ser la locura de la que hablaban los galenos. La perdida de control sobre uno mismo. Sentir la vida escapar entre susurros. Una autentica entrega de la voluntad que le conducía al mayor de los éxtasis. Solo con ella. Horadando, como una suave llovizna que había ido calando sus huesos, sus sentidos, su alma, esa que pensaba que no existía.... Sabia que mañana vendría la angustia a atenazar sus sentidos, pero en ese momento solo podía entregarse y rendirse absolutamente. Y todo fluía como una sinfonía de perfectos acordes e instrumentos afinados. Almas que hablaban en su propio idioma, aquel que ni sus dueños entendían en estados conscientes. Cuerpos que se conocían y reencontraban una vida tras otra. Así debía ser el amor del que hablaban los poetas. O la estupidez. En cualquier caso, nada fallaba. Absolutamente todo se sucedía con el acorde adecuado. Y así desde el primer día....el problema era ese...el amor...una emoción trascendente a la cual  él no estaba hecho...acostumbrado al vagabundeo lujurioso sobre cuerpos impersonales, sentir esa oleada de insensatez incontrolable le empujaba a salir corriendo en plena nieve y perderse, incluso morir, en aquellas bellas montañas que circundaban los alrededores de la casa......el amor...extraña mezcla de felicidad anhelante y melancolía intensa....abandono de todo yo en ella, con la absoluta certeza de que el alma quedaba a buen cuidado....o no.....""

1 comentario:

a dijo...

Ha sido todo un placer leer tus textos. Felicidades por tu buen hacer literario.
Un abrazo.
Isabel F. Bernaldo de Quirós