He entrado en Facebook con intención de escribir un mensaje, lo he olvidado por completo. Últimamente me pasa esto mucho. Voy a la cocina y olvido para qué. Abro la agenda y olvido que iba a escribir. Entro en el blog y se me fue lo que iba a escribir. Y me agobia. Mucho. Todo lo que no apunto, no existe.
Pero tu no te vas, nunca te vas. No me olvido de lo que te diría, de qué escribirte. Ni siquiera me olvido de lo que te reprocharía. Bueno, a veces, reconozco que lo apunto en un lienzo blanco roto de word. Todo, y ahí queda, lo bonito y lo feo. No me olvido de mis ganas de contarte esas cosas que ya no digo. Tampoco me olvido del "ruido" que me sobra alrededor. No se me va la rabia que me produce la felicidad ajena de mi ausencia. No me olvido de lo que quieren que escuche, o vea, con cierta crueldad innecesaria, la verdad. Tampoco me olvido de que, a veces, sobro yo y no se me olvida el por qué, y me gustaría contártelo, aunque es cierto que, en ocasiones, me haces olvidar que estoy de más.
No sé, de eso no me olvido. Me olvido de lo que tengo que comprar, de las citas de trabajo que tengo, de la agenda, de lo que estoy leyendo e incluso escribiendo. Me puedo olvidar de comer. Pero no me olvido del sabor de tus labios. No, de eso no. Tus besos no se borran, no. Si se va el sabor de la cena, la cerveza, lo que se tercie.
A mi, esto no me pasaba, antes me olvidaba de casi todo, de lo que me dolía y de lo que no. Y, sin embargo, desde hace un tiempo, no me olvido, ahí se queda todo tatuado. No me olvido de aquel momento de conciencia en que la vida me dijo, "deja de hacer idiota, no estás donde quieres estar. Vete.Deja este lugar equivocado. Tú no quieres estar aquí, tú quieres estar con él", no me olvido de como pensé "qué puta mierda, creí que esta vez lo conseguiría", y me gustaría contártelo porque desde entonces me duele todo como si me hubieran quitado la piel.Porque me he vuelto demasiado transparente y vulnerable. Porque no me olvido de que solo te quiero a ti. Y no me olvido, no, de como me gustaría abrazarte y contarte, sí, que hubo un momento en que quise huir y no volver, y que casi lo consigo, pero que mi alma me recordó que lo que quiero es quedarme.
martes, 26 de septiembre de 2017
domingo, 24 de septiembre de 2017
Vlad
-El
próximo fin de semana, es la comunión de mi hija. Ya sabéis que
hay gente a la que no acepto cerca de mi. Aleksei, tú te encargarás
de esperar a la salida del mercado para ayudarla con la compra.
Quiero que se inquiete hasta el punto de no querer salir de su casa
en lo que le resta de vida. Será un trabajo fácil.
Todos
sabían de lo que hablaba.
Admiraba
a sus chicos, grandes, corpulentos, bellos a su modo. Con los ojos
azules, verdes, grises, llenos de rabia en sus caritas tristes y ese
acento inquietante que solo imprimía el haber nacido cerca de los
Urales. Sus chicos, como ella les llamaba, habían encontrado una
jefa a la que obedecer ciegamente y que siempre se encargaba de que
cada trabajo no entrañara los riesgos de la cárcel. Nadie debía
morir, solo temblar de miedo, pánico, quizá. A nadie se le podía
tocar un pelo. Ella les cuidaba, les pagaba bien y entre todos , como
equipo, hacían del mundo un lugar mejor.
-
Señora, niña quiere a esta persona. Injusto que le prive de su
presencia en día tan señalado importante para ella....
La
voz de Vladimir como un cuchillo, glacial y rotunda, rompió el
silencio reinante. Boris emitió un silbido. La tensión comenzó a
mascarse en el ambiente.
Los
ojos grises de Vlad, como dos esquirlas de hielo se clavaron en la
mirada de la baronesa que, con la ceja perdida, en el nacimiento del
pelo, no sabia si contestarle o empotrarle contra la pared para
cerciorarse de la solidez de los muros.
Vladimir,
hercúleo, con piernas como columnas, brazos musculados fruto de
horas de trabajo transportando cadáveres a fosas comunes en la
guerra de Bosnia. Joven francotirador profesional que consiguió ser
medico gracias a una pronta huida a Noruega en los albores de una
posguerra que había dejado infancias huérfanas, adolescencias
truncadas, vidas destruidas. Probablemente su hombre con el pasado
mas peligroso y la lengua mas suelta que la miraba con una extraña
mezcla de lujuria contenida y ternura no resuelta. Le debía a Vlad
el haberla rescatado de las manos de un baboso en un pub cualquiera
del centro del Madrid, un día de tantos en el que beber se había
convertido para ella en una costumbre fruto del aquel extraño dolor,
sordo y constante que le produjo el abandono de un amante tan esquivo
como adictivo. Lo típico.
(...)
Vlad
guardaba la puerta de su casa. Siempre la vigilaba de lejos, aunque
no hubiera sido requerido para ello. Conocía sus amantes, sabia que
alguno de sus compañeros había pasado la noche con ella, a otros no
los conocía pero cuando eran importantes, escuchaba su llanto
doliente y, en mas de una ocasión, había tomado la justicia por su
mano, aun podía recordar los ruegos de Nikita, suplicando clemencia.
Nikita el hombre que se había jactado de haber estado con ella y que
un buen día desapareció sin dejar mas rastro que un falso
pasaporte. Era la sombra segura pero ella desconocía todo esto.
Mientras todos temían a Vlad.
El jamás
había sido requerido para cruzar el umbral de su puerta y
acompañarla a materializar todos y cada uno de los sueños,
ensoñaciones y fantasías eróticas que Vlad era capaz de
elaborar en torno a ella. En alguna ocasión, en el
silencio de su cuarto alquilado, se había preguntado porque él,
no, y el estúpido de Boris, sí. Le bastaba mirarla a los ojos
para saber que, quizá, era cuestión de paciencia.
-Tú
lo harás
Sentenció
la Baronesa
-
No. No justo para pequeña....."
martes, 19 de septiembre de 2017
A Sándor Márai (II)
"Sandor me presta el hueco de su abrazo y sus letras para que deje de pensar en él. Me arrebata de la melancolía y me pide que le preste mi corazón un rato. Quiere saber que se siente al estar enamorado y no morir en la agonía. Quiere saber donde guardo los besos que colecciono y revolver en mis armarios para ver que secretos escondo y la ropa interior que me gusta. Oler mi perfume, meter mi sonrisa en una caja para escucharla en otoño. Coger una lagrima en la yema de sus dedos y pasar las paginas.
Sandor me mira con sus ojos tristes y su ternura anclada y perdida en algún rincón efímero de su alma envejecida. "Lee para mi. Quiero escuchar mis palabras muertas resucitando en tus ecos. La vida debería ser para ti el rincón que no conocemos, la sorpresa agradable cada mañana. Una palabra bonita. Una carta de amor manuscrita. Una sonrisa en tus ojos siempre. La palabra amable. La ternura eterna. La complicidad. Sinceridad. Amor. Quien te condena al ostracismo a la par que a la presencia, te condena a la locura por dolor. No merece tu memoria. "
Acaricia mi mejilla, me promete volver con el otoño incierto, y se va alejando, con las manos en los bolsillos de su abrigo, su gorra puesta, entre la niebla de mis sueños..."
Sandor me mira con sus ojos tristes y su ternura anclada y perdida en algún rincón efímero de su alma envejecida. "Lee para mi. Quiero escuchar mis palabras muertas resucitando en tus ecos. La vida debería ser para ti el rincón que no conocemos, la sorpresa agradable cada mañana. Una palabra bonita. Una carta de amor manuscrita. Una sonrisa en tus ojos siempre. La palabra amable. La ternura eterna. La complicidad. Sinceridad. Amor. Quien te condena al ostracismo a la par que a la presencia, te condena a la locura por dolor. No merece tu memoria. "
Acaricia mi mejilla, me promete volver con el otoño incierto, y se va alejando, con las manos en los bolsillos de su abrigo, su gorra puesta, entre la niebla de mis sueños..."
martes, 12 de septiembre de 2017
Altazor, Canto II, Huidobro
CANTO II | |
Mujer el mundo está amueblado por tus ojos Se hace más alto el cielo en tu presencia La tierra se prolonga de rosa en rosa Y el aire se prolonga de paloma en palomaAl irte dejas una estrella en tu sitio | 5 |
Dejas caer tus luces como el barco que pasa Mientras te sigue mi canto embrujado Como una serpiente fiel y melancólica Y tú vuelves la cabeza detrás de algún astro¿Qué combate se libra en el espacio? | 10 |
Esas lanzas de luz entre planetas Reflejo de armaduras despiadadas ¿Qué estrella sanguinaria no quiere ceder el paso? En dónde estás triste noctámbula Dadora de infinito | 15 |
Que pasea en el bosque de los sueñosHeme aquí perdido entre mares desiertos Solo como la pluma que se cae de un pájaro en la ( noche Heme aquí en una torre de frío Abrigado del recuerdo de tus labios marítimos | 20 |
Del recuerdo de tus complacencias y de tu ( cabellera Luminosa y desatada como los ríos de montaña ¿Irías a ser ciega que Dios te dio esas manos? Te pregunto otra vezEl arco de tus cejas tendido para las armas de ( los ojos | 25 |
En la ofensiva alada vencedora segura con orgullos ( de flor Te hablan por mí las piedras aporreadas Te hablan por mí las olas de pájaros sin cielo Te habla por mí el color de los paisajes sin viento Te habla por mí el rebaño de ovejas taciturnas | 30 |
Dormido en tu memoria Te habla por mí el arroyo descubierto La yerba sobreviviente atada a la aventura Aventura de luz y sangre de horizonte Sin más abrigo que una flor que se apaga | 35 |
Si hay un poco de vientoLas llanuras se pierden bajo tu gracia frágil Se pierde el mundo bajo tu andar visible Pues todo es artificio cuando tú te presentas Con tu luz peligrosa | 40 |
Inocente armonía sin fatiga ni olvido Elemento de lágrima que rueda hacia adentro Construido de miedo altivo y de silencio Haces dudar al tiempo Y al cielo con instintos de infinito | 45 |
Lejos de ti todo es mortal Lanzas la agonía por la tierra humillada de ( noches Sólo lo que piensa en ti tiene sabor a eternidadHe aquí tu estrella que pasa Con tu respiración de fatigas lejanas | 50 |
Con tus gestos y tu modo de andar Con el espacio magnetizado que te saluda Que nos separa con leguas de nocheSin embargo te advierto que estamos cosidos A la misma estrella | 55 |
Estamos cosidos por la misma música tendida De uno a otro Por la misma sombra gigante agitada como árbol Seamos ese pedazo de cielo Ese trozo en que pasa la aventura misteriosa | 60 |
La aventura del planeta que estalla en pétalos de ( sueñoEn vano tratarías de evadirte de mi voz Y de saltar los muros de mis alabanzas Estamos cosidos por la misma estrella Estás atada al ruiseñor de las lunas | 65 |
Que tiene un ritual sagrado en la garganta Qué me importan los signos de la noche Y la raíz y el eco funerario que tengan en mi ( pecho Qué me importa el enigma luminoso Los emblemas que alumbran el azar | 70 |
Y esas islas que viajan por el caos sin destino a ( mis ojos Qué me importa ese miedo de flor en el vacío Qué me importa el nombre de la nada El nombre del desierto infinito O de la voluntad o del azar que representan | 75 |
Y si en ese desierto cada estrella es un deseo de ( oasis O banderas de presagio y de muerteTengo una atmósfera propia en tu aliento La fabulosa seguridad de tu mirada con sus cons- ( telaciones íntimas Con su propio lenguaje de semilla | 50 |
Tu frente luminosa como un anillo de Dios Más firme que todo en la flora del cielo Sin torbellinos de universo que se encabrita Como un caballo a causa de su sombra en el aireTe pregunto otra vez | 85 |
¿Irías a ser muda que Dios te dio esos ojos?Tengo esa voz tuya para toda defensa Esa voz que sale de ti en latidos de corazón Esa voz en que cae la eternidad Y se rompe en pedazos de esferas fosforescentes | 90 |
¿Qué sería la vida si no hubieras nacido? Un cometa sin manto muriéndose de fríoTe hallé como una lágrima en un libro olvidado Con tu nombre sensible desde antes en mi pecho Tu nombre hecho del ruido de palomas que se ( vuelan | 95 |
Traes en ti el recuerdo de otras vidas más altas De un Dios encontrado en alguna parte Y al fondo de ti misma recuerdas que eras tú El pájaro de antaño en la clave del poetaSueño en un sueño sumergido | 100 |
La cabellera que se ata hace el día La cabellera al desatarse hace la noche La vida se contempla en el olvido Sólo viven tus ojos en el mundo El único sistema planetario sin fatiga | 105 |
Serena piel anclada en las alturas Ajena a toda red y estratagema En su fuerza de luz ensimismada Detrás de ti la vida siente miedo Porque eres la profundidad de toda cosa | 110 |
El mundo deviene majestuoso cuando pasas Se oyen caer lágrimas del cielo Y borras en el alma adormecida La amargura de ser vivo Se hace liviano el orbe en las espaldas | 115 |
Mí alegría es oír el ruido del viento en tus cabellos (Reconozco ese ruido desde lejos) Cuando las barcas zozobran y el río arrastra tron- ( cos de árbol Eres una lámpara de carne en la tormenta Con los cabellos a todo viento | 120 |
Tus cabellos donde el sol va a buscar sus mejores ( sueños Mi alegría es mirarte solitaria en el diván del ( mundo Como la mano de una princesa soñolienta Con tus ojos que evocan un piano de olores Una bebida de paroxismos | 125 |
Una flor que está dejando de perfumar Tus ojos hipnotizan la soledad Como la rueda que sigue girando después de la ( catástrofeMi alegría es mirarte cuando escuchas Ese rayo de luz que camina hacia el fondo del ( agua | 130 |
Y te quedas suspensa largo rato Tantas estrellas pasadas por el harnero del mar Nada tiene entonces semejante emoción Ni un mástil pidiendo viento Ni un aeroplano ciego palpando el infinito | 135 |
Ni la paloma demacrada dormida sobre un ( lamento Ni el arcoiris con las alas selladas Más bello que la parábola de un verso La parábola tendida en puente nocturno de alma ( a almaNacida en todos los sitios donde pongo los ojos | 140 |
Con la cabeza levantada Y todo el cabello al viento Eres más hermosa que el relincho de un potro en ( la montaña Que la sirena de un barco que deja escapar toda ( su alma Que un faro en la neblina buscando a quien ( salvar | 145 |
Eres más hermosa que la golondrina atravesada ( por el viento Eres el ruido del mar en verano Eres el ruido de una calle populosa llena de ( admiraciónMi gloria está en tus ojos Vestida del lujo de tus ojos y de su brillo interno | 150 |
Estoy sentado en el rincón más sensible de tu ( mirada Bajo el silencio estático de inmóviles pestañas Viene saliendo un augurio del fondo de tus ojos Y un viento de océano ondula tus pupilasNada se compara a esa leyenda de semillas que ( deja tu presencia | 155 |
A esa voz que busca un astro muerto que volver a ( la vida Tu voz hace un imperio en el espacio Y esa mano que se levanta en ti como si fuera a ( colgar soles en el aire Y ese mirar que escribe mundos en el infinito Y esa cabeza que se dobla para escuchar un mur- ( mullo en la eternidad | 160 |
Y ese pie que es la fiesta de los caminos ( encadenados Y esos párpados donde vienen a vararse las cente- ( llas del éter Y ese beso que hincha la proa de tus labios Y esa sonrisa como un estandarte al frente de tu ( vida Y ese secreto que dirige las mareas de tu pecho | 165 |
Dormido a la sombra de tus senos Si tú murieras Las estrellas a pesar de su lámpara encendida Perderían el camino ¿Qué sería del universo? | 170 |
martes, 5 de septiembre de 2017
Irte, que te eche, morirte...
Imagino que te vas y no te vuelvo a ver más.
Sólo puedo imaginar una desolación como de desierto árido por donde no corre ni el lagarto.
Como una garganta llena de arena y de posos de café malo.
Solo puedo sentir si te vas, un dolor sordo y ya eterno. Ahí en el pecho, entre las tetas, las mismas que miras y probablemente, deseas furtivamente.
Tendría un vacío que posiblemente con el tiempo se llene a medias con un abrazo ajeno, quizá un beso de alguien a quien busque que me recuerde a ti o todo lo contrario.
Sería como un arrancarme una muela del juicio que no tengo, sin anestesia.
Como quedarme sin aire a quince metros bajo el mar.
Como un desamparo no elegido.
Esto es imaginando que te vas sin que yo te eche porque tú me has echado primero.
Porque una cosa es irse y otra que te echen.
Imagínate ahora que te mueres.
Imagina por un momento que es en serio que ya no te vuelvo a ver más. Nunca más. Porque si te vas siempre puedo apelar a la insidiosa magia del destino que fuerce un reencuentro, pero si te mueres, entonces, sólo puedo imaginar todo lo anterior y una caída libre, sin parapente, ni paracaídas, solo caer y caer y, en algún momento, tocar fondo, tomar impulso y recuperar el pulso a la vida para adaptarme a un mundo sin ti...
Sólo puedo imaginar una desolación como de desierto árido por donde no corre ni el lagarto.
Como una garganta llena de arena y de posos de café malo.
Solo puedo sentir si te vas, un dolor sordo y ya eterno. Ahí en el pecho, entre las tetas, las mismas que miras y probablemente, deseas furtivamente.
Tendría un vacío que posiblemente con el tiempo se llene a medias con un abrazo ajeno, quizá un beso de alguien a quien busque que me recuerde a ti o todo lo contrario.
Sería como un arrancarme una muela del juicio que no tengo, sin anestesia.
Como quedarme sin aire a quince metros bajo el mar.
Como un desamparo no elegido.
Esto es imaginando que te vas sin que yo te eche porque tú me has echado primero.
Porque una cosa es irse y otra que te echen.
Imagínate ahora que te mueres.
Imagina por un momento que es en serio que ya no te vuelvo a ver más. Nunca más. Porque si te vas siempre puedo apelar a la insidiosa magia del destino que fuerce un reencuentro, pero si te mueres, entonces, sólo puedo imaginar todo lo anterior y una caída libre, sin parapente, ni paracaídas, solo caer y caer y, en algún momento, tocar fondo, tomar impulso y recuperar el pulso a la vida para adaptarme a un mundo sin ti...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)