martes, 19 de septiembre de 2017

A Sándor Márai (II)

"Sandor me presta el hueco de su abrazo y sus letras para que deje de pensar en él. Me arrebata de la melancolía y me pide que le preste mi corazón un rato. Quiere saber que se siente al estar enamorado y no morir en la agonía. Quiere saber donde guardo los besos que colecciono y revolver en mis armarios  para ver que secretos escondo y la ropa interior que me gusta. Oler mi perfume, meter mi sonrisa en una caja para escucharla en otoño. Coger una lagrima en la yema de sus dedos y pasar las paginas.   

Sandor me mira con sus ojos tristes y su ternura anclada y perdida en algún rincón efímero de su alma envejecida. "Lee para mi. Quiero escuchar mis palabras muertas resucitando en tus ecos. La vida debería ser para ti el rincón que no conocemos, la sorpresa agradable cada mañana. Una palabra bonita. Una carta de amor manuscrita. Una sonrisa en tus ojos siempre. La palabra amable. La ternura eterna. La complicidad. Sinceridad. Amor. Quien te condena al ostracismo a la par que a la presencia, te condena a la locura por dolor. No merece tu memoria. "

Acaricia mi mejilla, me promete volver con el otoño incierto, y se va alejando, con las manos en los bolsillos de su abrigo, su gorra puesta, entre la niebla de mis sueños..."

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