jueves, 14 de julio de 2016

Bucle

Sí, es muy fácil estar en bucle. Procura un equilibrio seguro, predecible que aquieta el alma porque ya sabe lo que va a suceder.

Sí, el bucle es esa zona de confort donde me acuno aunque los pinchos del colchón faquir en el que me acuesto, me duelan el alma.

El bucle me permite escuchar siempre el mismo discurso anodino con una sonrisa casi boba de admiración.

Por alguna razón, la palabra bucle me invita a imaginar un  precioso tirabuzón rubio, de ese color casi oro admirable que no puede conseguir cualquier tinte. Así como de anuncio de mujer perfecta e impoluta, sin heridas ni errores. ¡¡¡Valiente bobada!!. Absurdas imágenes que crea mi mente quizá perturbada por un exceso de agridulce ironía en las venas.

Lo que pasa es que he decidido salir del bucle y divertirme con la vida. Es que ya me he cansado un poco de ser la que aguanta el bucle sin mayor sensación que la de hacerme un favor y resulta que llevo el bucle rubio oro atado al tobillo. ¿La verdad?, me da igual llevarlo al tobillo, mejor ahí que al cuello. Desde ahí, arrastro. Desde el cuello, me ahogas.

Sí, definitivamente, el bucle, el hablar por hablar y unas cuantas cosas mas, empiezan a aburrirme.

Mucho. Muchisimo.

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