martes, 27 de marzo de 2018

Bosque boreal

"Mientras dibuja, Lotta sueña con Noruega en un intento por disipar a los fantasmas del desconsuelo y la certidumbre. Con la cabeza apoyada en la corteza sinuosa de un gran árbol boreal deposita pensamientos en desorden y alguna lágrima en fuga. Lotta revisa su baúl lleno de los cuentos que se cuenta para que todo duela menos y se revista de indiferencia acompañada de cierto sinsentido, quizá, amagando una prepotencia que no tiene pero que le vendría muy bien en ciertos momentos.

Lotta se retira a un lado del camino a ver crecer las flores, esas que nadie mira, pisadas por tantos adelantamientos por la derecha, esas que nadie arranca porque son feas a la vista, pero tan fuertes por dentro, con tanta dignidad. No parece importarles, no se sienten desgraciadas, solo buscan su centro y crecen a pesar de saber que en cualquier momento, alguien adelantará de nuevo por la derecha volviéndolas a pisar.  La vida al margen del camino tiene un coste, Lotta siente que quizá merece la alegría mantenerse ahí, a pesar de todo. Quizá un poco mas adentro, mas cerca del bosque, mas ausente del camino, mas sentada junto al árbol, quizá incluso al fondo, asomando de vez en cuando la mirada al camino, incluso acercarse un poco mas para ver....y, después, volver al abrigo del bosque boreal, quizá con algún pisotón nuevo, tal vez con algún adelantamiento por la derecha, quién sabe, igual presenciando algún choque.

Mientras Lotta pinta, el bosque boreal le parece un lugar demasiado seductor donde quedarse, sin pensar en si alguien vendrá a sentarse con ella a la sombra del gran árbol porque nadie dijo que fuera fácil vivir en el camino, pero lo que nadie dijo es que a veces fuera tan absurdo.

Lotta sabe ser silencio y ausencia o remanso y abrigo. Se sienta junto al gran árbol de corteza sinuosa, apoya su espalda. Piensa. Siente. Es lo que es. Bosque Boreal.

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