lunes, 7 de octubre de 2019

Octubre

Octubre y su velo de nostalgia llena de otoño y colores ocres.
Octubre y mis ganas de entrar en una cueva y solo salir para respirar el aire húmedo que trae la lluvia.
El olor a tierra mojada. Tus zapatos llenos de barro y sonrisa. De pasos compartidos, de estelas de besos aquí y allí.
Octubre y los sueños que no se alcanzan, lo que se quedan por el camino, los que tocan meta. Los que se van dejando sitio a otros para volver a empezar.
Octubre es el retorno a las rutinas, al abrigo de lo cotidiano, al café caliente y a la manta en mitad de la noche. Al abrazo generoso sin escatimar segundos.
Octubre es preludio de eternas tardes de lectura al cobijo de las letras.
Elegir tu mano y pasear ciudades.
Es la quinta sinfonía de Mahler o las piezas de piano de Grieg, tal vez los Nocturnos de Chopin o un poco de los tres y un vaso de whisky con mucho hielo.
Octubre y sus últimos coletazos de verano, incómodos, migrañosos.
Es alergia y también alegría.
Es también decir adiós para abrirse a nuevos "holas". Cerrar círculos viciosos, tóxicos, aprender a irme de donde no quiero estar.
Es elegirte para pensarte, emocionarme, sentir que es posible anclarme en tu mirada. Es la curiosidad que mató a la gata escondida bajo la cama. Ampararme en tus palabras el rato suficiente para recuperar aliento y continuar, aprender, admirar.
Porque, aunque no me haces falta, entretienes mis días en virtud de tu existencia y pueblas mis noches copando mis neuronas sin pre aviso.
Porque soñar es de lo poco que queda que no pueden prohibir y a ello me entrego con denuedo.
Es otoño.

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