domingo, 31 de diciembre de 2017

Balances y balanza

Finaliza 2017. Un año tan grato y doloroso a partes iguales. Quizá exagero. No me incomoda el hecho de estar enferma con fiebre y la garganta como un mar de espinas y acabar el año invadida de sudor y cierta desgana.

No, no me importa. A fin de cuentas, es lo normal cuando no llueve mucho, hay virus por todas partes y pasas horas en las paradas de autobús helándote de frío. 

Lo que me importa es acabar el año con la triste sensación de una balanza en números rojos para los grandes momentos. Me han faltado aun mas. O igual me creo que no son suficientes porque no soy capaz de valorarlos. Igual se instaló el otoño en mi alma y se resiste a irse. Quizá he llegado al final del año con demasiados miedos y lastres inútiles.

Es injusto no recordar mi debut en los recitales que he dado junto a mi compañero David en la guitarra. Estas son de las mejores cosas del año que dejamos. Los conciertos metaleros, los no metaleros. Descubrir cosas nuevas, seguir y persistir en la curiosidad y la creación. Pintar acuarelas. Planear otros recitales de cara al proximo año.

Esa sonrisa involuntaria que asoma cuando whatsapp me anuncia que he recibido tu mensaje. Sí, de las mejores cosas. De los detalles que me alegran la vida. Oir tu voz, reirnos, contarnos....no sé, esas cosas. 

Y de la vida tambien se van personas y entran otras. Recuperar amigas y amigos de cerca y lejos. Eso te genera un bienestar inexplicable. Es como saber que no estas tan sola y que sigue habiendo gente en el mundo que te reconcilia con la mediocridad y sobre todo con la pusilanimidad. Porque  he podido descubrir el mundo mediocre que reside en el pueril corazón de algunas personas.

También he acompañado a una gran amiga en el difícil trance de una importante perdida. Te cambia la mirada sobre la vida, sobre la no vida. Llegue en ese momento a la conclusión de que la vida hay que celebrarla, y que la muerte no nos pille en amargura, sin embargo, parezco no encontrar el modo adecuado para la celebración que no termine con un poso de melancolía. Ya ves tú, que tontería.

A veces, la vida nos da y nos niega a su vez, unas veces, otras, quizá la vida nos da y nosotros nos lo negamos por adelantado, por miedo, un exceso de prudencia, responsabilidad...no sé. Nos negamos la ilusión. Otras veces, nos la niegan.

Quizá no nos damos cuenta de que para hacer las cosas posibles, tenemos que vestir lo imposible de posibilidad. Voy a intentarlo. 

Y mis hijos, verles crecer, descubrir, querer meterles en una burbuja para que no les pase nada malo, que no les duela la vida ni sus sinsabores, quererles a reventar,...querer mantenerte en orden por ellos y para ellos...¡¡qué difícil  a veces pero que necesario!!...intentar hacerlo siempre mejor...

¿Debería ser 2018 el año del riesgo necesario? ¿Será nuestro año? ¿Qué será?....por lo pronto 365 días en blanco....ya se vera como los vamos rellenando....

domingo, 24 de diciembre de 2017

Sola

Cuando estoy sola, me gusta refugiarme en mi cuarto, ese ahora desplazado a otro lugar de la casa, mas escondido y mas personal. Me gusta sentarme en la cama, con mi ordenador en la mano y escribir. O coger un libro y leer en la calma que habitualmente no es la que premia en mi casa con dos hijos pequeños. O si, también, a veces, cuando estoy con ellos.

Cuando estoy sola, ceno aquí y veo una película, o pinto una acuarela desde mi atrevimiento ignorante. Otras veces, me siento en el pequeño sillón junto a la ventana y miro a través de ella. Y, a veces, pienso en ti.

Mathias Malzieu escribe en "la Mecánica del corazón", creo recordar, esta frase "Es espantoso el ruido de un corazón cuando se rompe". El libro no me gusta, no me gusta este escritor , quizá porque no lo leí en el momento adecuado o la resonancia de sus palabras no iba con mi alma, pero recientemente, me tope con esta frase y, sí, tengo que reconocer que es un sonido espantoso. Un sonido que nadie mas que tu puede escuchar por eso no lo puedes compartir con alguien, quizá se lo puedes contar, pero quizá también, es posible que no lo entienda. Nadie te va a decir "¿Has oído ese ruido tan terrible?", no, tampoco saldrá en las noticias bajo titulares como... "Un ruido espantoso de corazones rotos sobrenada la ciudad por encima del ruido de los coches y su polución".

A veces, en la soledad, mientras la tristeza-manantial transita por el corazón que se rompe, provoca una suerte de goteras y hace falta llorar, las mas de las veces en el recogimiento de esa soledad que solo uno comprende.

A veces, la mayoría, estoy a gusto con mis goteras y eso. Otras, no, otras me gustaría estar rodeada de gente que me hablara de cosas banales, triviales, para no escuchar el sonido del manantial, ni del corazón roto, ni de las gotas cayendo en el cubo sobre el suelo de mi alma. Pero bajo el lema "con lo que tengas, haz lo que puedas", cojo un libro, pongo música y me evado para solo escuchar en un susurro lo que mi alma quiere contarme.

Cuando estoy sola, como ahora, escribo en mi ordenador, sentada sobre mi cama, mientras mi gato intenta morder mis pies desnudos. Parece que presiente mi destierro en la soledad de mi cuarto, al final del pasillo a la derecha, y de algún modo me quiere arrancar de la melancolía y recuperarme para la causa de un mundo en el cual me siento cada vez mas ajena.


sábado, 16 de diciembre de 2017

Trazas

Trazas de huevo y frutos secos.
Trazas de nausea.
Trazas de soja y trigo.
Trazas de angustia.
Trazas de lacteos
y desidia.
Sock anafiláctico.

Alma envasada al vacío,
Fecha de caducidad: sine die .
¡Cuidado!, contiene trazas de tristeza.
NO TOCAR si se es torpe en el manejo.

Efectos secundarios: causa somnolencia, quizá aburrimiento en espacios vacuos o hipertrofiados.
No USAR por compasión o cumplimiento o hacer favores.
Mejor NO TRATAR  si existe propensión a la psicopatía emocional, si gusta de hacerse con terrenos para luego plantar eucaliptos sentimentales, si gusta de la luz de gas, si gusta de mentir, engañar o jugar con perfidia, puesto que se volatiliza y llora en un desconsuelo irreverente en cualquier lugar, y por eso huye.
En caso de no cumplir con los requisitos anteriormente expuestos, deje que muera lentamente. procure no estorbar el proceso de herrumbre y putrefacción  que sin duda conducirá a "damnatio memoriae" tarde o temprano porque a nadie le gusta estar donde no le quieren. No hay necesidad de regodearse en esa pobre desdichada alma si ya no responde a sus necesidades. Deje que muera en calma y en paz. Seguro que usted ya tiene una mas ajustada ya.

Si no se apiadó y actuó con total impunidad, no venga ahora con excusas, puesto que ya entrada en sock anafiláctico por trazas de "pusilanimidad", ese alma ya tan dañada, dolida, es irrecuperable, al menos para usted.

Y recuerde: Cuando se actúa con psicopatía emocional, no se engañe, en el fondo, es un ser pusilanime, y eso, es lo peor que le puede suceder a un ser vivo. Solo un ego frágil le mantiene donde está. Cuidado con la caída.

lunes, 4 de diciembre de 2017

Tristeza manantial, tristeza volcán

La tristeza manantial es aquella que fluye serena como agua de manantial. La que no pide permiso y se manifiesta ocupando el lugar que se merece aunque intentes desviar su curso. Surge después del hielo, del shock, es el deshielo del alma. Funciona como los ríos. A veces, se seca irremediablemente por la sequía que acucia el alma y se vuelve aridez. La aridez es incomoda y dolorosa porque te resquebraja y no repara. Otras veces su tierra se esponja de nuevo con el fluir de la pena que siempre es mas húmeda. La tristeza manantial desemboca con calma en el río grande que lleva al mar. Es lenta pero en su fluir asimila su proceso y limpia  a su paso. Es una pena que se dibuja en la mirada y solo unas pocas personas son capaces de verla sin juzgarla. Despierta ternura que es lo que necesita quien la está viviendo. Después, si no termina por desbordarse, a su paso crecen las flores, si se desborda igualmente arrasa con todo.

La tristeza volcán se mezcla con el enfado y explota escupiendo lagrimas iracundas. Es la tristeza que te saca del abismo de golpe, porque te impulsa sin mas y también sin preguntar. En su proceso calcina todo lo que puede. A veces, es mas útil porque trata de olvidar quemando todo a su paso, pero también deja restos de un incendio y, a veces, vuelve a prender el bosque que ya se había quemado y llega un momento que no crecen arboles, ni flores. Muchas veces, la mayoría de ellas, se apaga cuando llega la tristeza manantial que es mas larga pero es mejor porque despierta ternura y se dibuja en la mirada donde solo un puñado de personas son capaces de verla.