miércoles, 18 de abril de 2018

A un olmo seco- Machado

Al olmo viejo, hendido por el rayo 
y en su mitad podrido, 
con las lluvias de abril y el sol de mayo 
algunas hojas verdes le han salido. 

¡El olmo centenario en la colina 
que lame el Duero! Un musgo amarillento 
le mancha la corteza blanquecina 
al tronco carcomido y polvoriento. 

No será, cual los álamos cantores 
que guardan el camino y la ribera, 
habitado de pardos ruiseñores. 

Ejército de hormigas en hilera 
va trepando por él, y en sus entrañas 
urden sus telas grises las arañas. 

Antes que te derribe, olmo del Duero, 
con su hacha el leñador, y el carpintero 
te convierta en melena de campana, 
lanza de carro o yugo de carreta; 
antes que rojo en el hogar, mañana, 
ardas de alguna mísera caseta, 
al borde de un camino; 
antes que te descuaje un torbellino 
y tronche el soplo de las sierras blancas; 
antes que el río hasta la mar te empuje 
por valles y barrancas, 
olmo, quiero anotar en mi cartera 
la gracia de tu rama verdecida. 
Mi corazón espera 
también, hacia la luz y hacia la vida, 
otro milagro de la primavera.

miércoles, 4 de abril de 2018

No te quieren

Cuando tienes que ir detrás y no hay feed-back. No te quieren.
Cuando saben que estas mal y obvian esa circunstancia, y no hay interés. No te quieren.
Cuando te dicen, a hechos consumados, que eso no ha pasado, que no saben de que hablas, que eso no lo han dicho, que se te ha pirado la olla. No te quieren.
Cuando te mienten. No te quieren.
Cuando sientes que te están haciendo un favor. No te quieren.
Cuando hay condescendencia. No te quieren.
Cuando no apuestan por ti. No te quieren
Cuando critican tu físico. No te quieren.
Cuando critican tu nivel de inteligencia. No te quieren.
Cuando te sientes en competición y comparación con otras personas. No te quieren.
Cuando sientes que tienes que estar demostrando que vales la alegría y no la pena. No te quieren.
Cuando te sientes que sobras, cuando tus ojos ven cosas que desearían no haber visto. No te quieren.
Cuando te dan un azucarillo como a un caballo, te regalan un momento dulce para luego ignorarte. No te quieren.
Cuando te dejan con la palabra en la boca. No te quieren.
Cuando pones toda la carne en el asador y no recibes una respuesta. No te quieren.
Cuando te equivocas y el castigo es mayor que la falta. Simplemente porque existe castigo. No te quieren.
Cuando te dan una de cal y otra de arena. No te quieren.
Cuando hay indiferencia. No te quieren.
Cuando te insultan. No te quieren.
Cuando te manipulan. No te quieren.
Cuando te pegan. No te quieren.
Cuando te matan. No te querían. .

lunes, 2 de abril de 2018

Lámpara de sal

A la luz de mi lámpara de sal desgrano versos ajenos en labios de antiguos poemas nórdicos. Leo aventuras de sagas y eddas con traducciones complejas y envueltas en el halo de batallas y sangre. Los libros se apilan en mi cuarto. Prosa, poesía, ensayos imposibles...

A la luz de mi lámpara de sal, leo incansable hasta que el sueño me visita, últimamente demasiado tarde, con un despertador tempranero. O recito en voz alta versos propios o ajenos, ¡qué mas da!, el caso es sentir que pasa el tiempo de una vez, porque solo así todo se pasa y se aparca, y se ve con otra perspectiva.

A la luz de mi lámpara de sal, redimo culpas y pulo mis responsabilidades, escribo un mensaje que no te enviaré porque digo que te quiero y me has dicho que no lo haga que te odie un poco, y yo , obediente, solo escribo para desahogarme porque no lo voy a enviar jamás pero en algún lado tengo que ponerlo. Es verdad, es un suicidio albergar sentimientos que son mas grandes que una y que no sabe por qué hay cosas que no cambian, que parecen haberse convertido en realidad irrefutable, a pesar de haber intentado cambiar el tercio. Tan inteligente a la par que estúpida. La inteligencia nunca puso la vida fácil a los que la poseen. Conlleva una vorágine emocional excesiva, tildada de una también excesiva sensibilidad y querencia por el pensar, indagar, descubrir, tratar de entender,intuir,  meter la pata.... La odio. Lo siento, la odio profundamente, aunque es todo lo que soy y no me deja ser de otro modo, la muy guarra, me hace sentir ridícula si lo intento. Y ahora que la veo en mi hijo, complicándole la existencia, la odio mas.

A la luz de mi lámpara de sal, el alma se abre a la infinitud de la soledad, huyendo del riesgo del menosprecio. Hablando sola. Recordando a ratos esa carpeta llena de notitas a un padre al que nunca supe contentar, ni supe si le caía bien del todo pero que las guardó, nunca sabre por qué.  Siempre fue mas fácil ser su amigo que su hija. Pero ahí estuve, acompañando. Solo puedo estar enfadada.

A la luz de mi lámpara de sal, soy esa tortuga de alma envejecida, memoria antigua y caparazón golpeado que solo tiene ganas de quedarse a leer en su cuarto, escuchar música, desgranar versos propios y ajenos....a la luz de mi lámpara de sal.