martes, 27 de febrero de 2018

Creencias...

Siempre he sido creyente, desde que tengo conocimiento de la trascendencia. Antes incluso de que mis padres la pusieran en mi conocimiento. Mucha gente se sorprende de este hecho que no llevo en estandarte pero que tampoco oculto cuando alguien me pregunta. Hay quien incluso ha sentido la necesidad de cuestionar mi inteligencia o mi valía por este hecho. Hay gente para todo.

Mi fe no es cerrada  ni obsoleta. Me niego a cerrarme y encasillarme en preceptos que creo pasados de moda...Está abierta a todo aquello que me invita a la espiritualidad, a la trascendencia, al enriquecimiento y, sobre todo, al crecimiento. Dios, Diosa, energías, sinergias,...Esto igual no lo entiende mucha gente....Me da igual.

No intento convencer a nadie y tampoco defiendo lo indefendible. No defenderé aquello que atente los derechos humanos fundamentales y pediré justicia como corresponde. Sí defiendo mi entorno de base que tanto me ayuda a crecer representado en mi parroquia de barrio, mi comunidad, mi grupo de meditación, y todas las personas que se me van cruzando en el camino de la vida y que tantísimo me aportan....De verdad que no somos capaces, a veces, de ver la inmensidad de la otredad y de todo lo que nos da en la existencia, para bien, para regular o para mal pero siempre para crecimiento. Y no sabemos, cuando damos a los demás, cuanto se llevan. Pero siembra, que algo queda.

Respeto toda postura ya sea atea, agnóstica, de otra confesión.  La respeto porque cada quien se forja desde donde quiere. Cada quien conoce su vida, su mochila, sus zapatos...por eso, todo terreno que se pisa tiene ese punto de sacralidad y autenticidad que merece tanto respeto.

Cuando te forjas en cierta soledad espiritual, conjeturas tu Universo interno y tú lo llevas hasta donde quieres. Tengo el convencimiento absolutamente personal de que existe "algo" dentro de mí, fuera de mí, mas allá de mí, que me invita a vivir desde aquí.

Mi fe, mi espiritualidad, lo que soy, es esa que se sostiene desde como lo entendieron las figuras de Jesús, María Magdalena, Gandhi, Hildegarda de Bingen, Teresa de Calcuta y tantas luchadoras, ....la lucha por la injusticia y en el dar voz a quien lo necesite, el estar al servicio y poner al servicio los dones que una tiene porque solo desde ahí se puede construir un Universo mas amable. Porque hace falta un Universo mas amable, ahora mas que nunca. Por eso mi trabajo es el que es, por eso yo soy la que soy, dentro de mí, fuera de mí y mas allá de mí. Y aunque muchas veces, existan personas que me cuestionen esa importancia en la otredad, no cejo en mi empeño de seguir creyendo que el ser humano es bueno, aun en días aciagos donde parece que la otredad se torna en un universo de maldad y crueldad...aun así, me digo, ¿qué puedo aprender?...

Las grandes figuras de la humanidad hablaban del Amor, un amor reparador, sanador, y con mayúsculas, no un amor mediocre y mediatizado. Es un ideario difícil en un mundo donde vivimos a base de chantajes emocionales, ahorro de sentimientos y economía de besos, abrazos y momentos, pero quiero pensar que no es un mundo imposible....Siembra que algo queda.

En fin, elucubraciones de martes hipertensos.... con cierta melancolía, regresando siempre a lo que soy y de donde vengo....dentro de mí, fuera de mí, mas allá de mí....

miércoles, 7 de febrero de 2018

Caso práctico

Hace tantos años que no recuerdo bien las fechas. Llevaba una vida anodina, con una pareja absurda, uno de esos sinsentidos en los que nos embarcamos con frecuencia y de los que sabemos que tenemos que salir...me llamo la atencion su amabilidad, cualquier duda que pudiera tener siempre tenía respuesta, y, aunque no parecía la alegría de la huerta, al menos tenía siempre que lo necesitaba una palabra amable. ¿Qué podía hacer ese tipo ahí?, no parecía pintar nada, no le pegaba,....me gustaba observarle, él no sabia que yo existía, pero yo sí lo sabia...

Empecé a procurar su compañía llevada por la curiosidad. Me gustaba hablar con él, se podía hablar, era un gran conversador, política, libros, la vida..... y, lo que era mejor, podía aprender mucho. Aportaba y enriquecía mi vida. Además podía ser yo plenamente con él. Eso siempre me ha conquistado en un hombre. De tanto hablar, compartir, sentir las cosas fluir, estar a gusto,... cada día dedicaba mas tiempo a pensar en él en mis ratos libres. Me gustaba, comenzó a gustarme mucho, no puedo decir que sin querer, al contrario, no me opuse en ningún momento a mis sentimientos y emociones. 

Recuerdo una noche de viernes, con mi pareja en un pub, yo bebía whisky casi compulsivamente, me sentía tensa, me estaba aburriendo enormemente, no estaba allí, recogí mis cosas y me fui, sin mediar apenas palabra y bastante borracha. Por aquel entonces, podía hacer esas cosas. Dejé a mi pareja. No tenia sentido mantener algo cuando mi mente estaba en otro sitio, incluso follando. Me había enamorado de él. 

Sabia que era un amor imposible, pero no me importó. En aquel momento decidí que era lo mejor que podía estar pasándome, que era un lujo haberme dejado llevar por la curiosidad y haber descubierto a aquel hombre. Decidí que ese vínculo era lo mas importante para mi y no quería perderle jamás. Me esforcé en no cometer errores para no perderle. Creo que nunca puse tanto empeño en un vínculo que consideraba tan sagrado, importante, y fundamental en mi existencia. 

Incluso cuando la vida tuvo a mal separarnos, jamas dejé un solo minuto de tenerlo presente. Ni un solo minuto. Imagine usted. Y aun así, me dejé llevar por los vericuetos de la vida pensando que quizá estaba cometiendo un error obcecándome en esos sentimientos. Pensé que se me pasaría la tontería. Y la vida me llevo, me llevo lejos...aquel vínculo que yo consideraba precioso seguía ahí para los dos. Aquello que yo sentía también. Y tuve que volver a ser honesta conmigo misma y elegí la soledad de mis recuerdos y la autenticidad de mis sentimientos. 

Yo se que es absurdo e incomprensible, no necesito que me entienda todo el mundo. Estas cosas pasan, hay sentimientos que se ponen en el alma y da igual cuantas lavadas le des, al final, esos dibujos siguen ahí. No se borran. 

En algún momento que desconozco, algo se rompió, no sé que hice mal. No se en que momento me equivoqué. Quizá el error fue pensar que la sacralidad de ese vínculo era recíproco...No sé que pasó. Le perdí, se perdió todo entre mis dedos como arena de playa. Y no sé por qué. Sólo necesito una respuesta. Saber la verdad. Después seguiré adelante como recién levantada después de un sueño bonito. La vida continuará pesada y lenta, viviendo de refilón el final feliz de los cuentos en las vidas ajenas.

Me gustaría volver a donde estaba hace tantos años, observándole de lejos, gozando de su amabilidad, sin él saber que yo existía... sabiendo yo que él existe para mi...pero sin esta tristeza...


domingo, 4 de febrero de 2018

Podria decirte....

El sonido de la lluvia mece mis recuerdos como una madre a una niña enrabietada. Mi mente vuela libre. Podría decirte tanto...

Cada letra como runa desordenada se esparcen por el perímetro de mi alma invitándome al silencio.
El rio de la vida me lleva en un drakkar que, distraído, va hacia el torrente sin guía. Caerá irremediablemente. Y yo le dejo. ¡¡Qué los dioses se apiaden!!, si quieren, si lo ven oportuno. ¡¡Que los cuervos de Odín me acompañen!!.

Ya lo dijo la völva, y así lo tejieron en el tapiz de mi existencia, robando el hilo de oro para enredarlo en tapices ajenos. Ya lo dijeron, "Te toca esperar o irte. Mejor vete o sangra. Camina o muere". Y yo rebelde me quedo  y sangro porque, ¿a donde voy a ir?.

Mi drakkar continua su viaje, sin brújula, sin ancla, las runas en el suelo me cuentan su profecía, las völvas tejen entretenidas mi tapiz poniendo tu hilo en otro lado, las cabronas, mientras yo intento robarlo de nuevo...

Podría decirte tanto.

Podría decirte que te quiero tanto, siempre. Aun.
Podría decirte que te echo tanto de menos que duele. Que me está doliendo todo.
Podría pedirte que me eches, pero quiero soñar que no quieres.
Podría decirte que me voy pero no puedo.
Podría decirte que han cosido otro hilo en mi tapiz, pero mentiría.
Podría pedirte que me abraces, que allí me encuentro, pero no hay sitio para mi. Parece.
Podría decirte que puedo estar en toda circunstancia. De verdad, no me asusta.
Podría decirte que me pierdes pero ¿Y si te da igual?
Podría pedirte que te vayas pero no quiero morir tan pronto, ni tan joven, ni tan tonta.

Podría decirte que te quiero, tanto, tanto, tantas veces, como un mantra.

Todo eso tú ya lo sabes, aunque lo dudes, aunque te rías de mi. Aunque hayas roto mi hilo en tu tapiz a mordiscos.

Mi drakkar varado en tu orilla queda tras la tormenta. Podría irse, pero no quiere...y da igual lo que digan las runas, lo que cosan las völvas.