martes, 26 de febrero de 2019

Alma en pausa

La primavera se acerca peligrosa. Amenazante. Con un dardo envenenado de polen y ausencias. Quizá no sobreviva al ataque. Quizá el polen se cuele por los pliegues y heridas de mi alma para hacerla florecer y la reacción sea mayor que las ganas. ¿Quién dijo que tenga que tenerlas?.

En la involuntariedad del llanto hay un punto de ridículo que sorprende ante el espejo con unos ojos apenas sin pestañas, sin brillo de alegría y con el atisbo de la derrota. Verdes, intensos, tuyos. Tras la opacidad de gafas obligadas.

Un klinexx mas o menos, ¿qué mas le da al Amazonas? lo necesitan mis pertinaces mocos. Estado deplorable de lágrimas y estornudos violentos. Mandíbulas apretadas.

Las fechas se adelantan. La primavera pisa al invierno, y quizá el día 1 de dentro de un par de meses tenga que ser el 28 de éste. Llámalo cambio climático, llámalo como te de la gana, mundo ¿a mi que me importa lo que pienses?. Hace tiempo que firme en la última hoja del cuaderno de las cosas que me importan una mierda y allí estaban tantas opiniones. 

Transito por mi alma en pausa hospedándome en el rincón reservado al silencio y a la calma. El silencio tiene infinitas lecturas. Me quedo con la mas elegante. He cumplido mis sueños, porque cuando no se espera nada y se tiene tanto, sólo se puede estar agradecida por cada minuto. Bien lo valen aquellas estrellas, aquel mar, aquella calma....