viernes, 16 de agosto de 2019

MonoMarental

Hace ya casi seis años que me divorcié. La pregunta mas recurrente de todas es "¿Has rehecho tu vida?". La respuesta siempre es sí, pero la pregunta siempre va enfocada a lo mismo. Vinculada al hecho de volver a tener pareja. Entonces la respuesta es "Sí, he rehecho mi vida. No, no tengo pareja".

Asociar algo tan importante como reconstruir tu vida tras un divorcio, o una perdida, al hecho de tener o no pareja de nuevo, es simplista, no es elegante, y además lo considero reduccionista.

Existe una reacción negativa hacia las mujeres que, por las razones que sean, permanecemos solas. Que si tienes demasiado carácter (¿En que zoo está mi jaula de fiera?), que si no ligas porque no quieres, (topicazo), que si eres demasiado inteligente (vaya, no sabia que eso era una lacra), que si eres una mujer difícil (menuda osadía), que si tienes el listón muy alto, (como muy bien me dijo una compañera, "no estamos para rebajas"), que si bajaras de peso lo mismo era mas fácil (como no!)...el listado es infinito e irrespetuoso. Si no tengo lo que quiero en una relación, me quedo como estoy, no necesito más. Esa es la respuesta elegante. También podría decir que encontrar un hombre interesante e inteligente que no me termine aburriendo es una tarea titánica con tintes de epopeya, pero no, no lo digo, no me gusta ofender.

Nadie repara en el hecho de que eso es una mínima parte.

Organizar tus horarios de trabajo en función de la crianza, sobretodo cuando es algo muy importante en tu vida, como es mi caso, y al que suelo echar todas las horas que haga falta, es una de las primeras. Si hago mal o bien, no es el debate pero las opiniones también son de todo tipo, aunque no las pidas. Aun sabiendo que no voy a heredar, ni intención que tengo, trabajar con personas y para personas me requiere dedicar tiempo y cuidado a mi trabajo bien merecido a lo largo y ancho de la cadena trófica laboral. A veces, no es fácil, nada fácil, pero es necesario. Como le decía al alumnado de la Universidad, ser educadora social es una forma de vida que trasciende a tus 38 horas de jornada laboral. Si trabajara ajustando tornillos, igual mi planteamiento era otro. Es el mio. Cuando opines recuerda, personas, no tornillos. Mi planteamiento, no el tuyo, podremos encontrar puntos en común pero no desde la critica no constructiva.

Reorganizar tu vida personal, tu espacio de autocuidado, retomar aficiones, lecturas pendientes, amistades que se han quedado por el camino, desarrollar proyectos, formarte en aquello que te gusta...Antes leías un libro a la semana, ahora al mes en el mejor de los casos. Antes veías a tus amistades con mucha mas frecuencia, incluso te permitías ir a terapia y a supervisión por tu cuenta y hacer como mínimo un curso presencial al año, también por tu cuenta. Ahora ni el dinero ni el tiempo te da para todo. Aun así, vivo como un logro haberme adaptado y haber conseguido hacerlo de nuevo. Organizar los recitales, volver a escribir con cierta asiduidad, seguir aprendiendo...todo ello sin la frustración y el agobio del "no tengo tiempo".

El mayor de los  logros es poder irme sola de vacaciones con mis hijos, algo a lo que me lance desde que eran bien pequeños, a lo que se une el poder realizar con ellos otras actividades. Cada vez son mas mayores y mas curiosos, mas demandantes en cuanto a sus centros de interés...y, a veces, es una locura y es agotador, pero es gratificante. Se puede hacer perfectamente. Mi madre no viene conmigo de vacaciones "para ayudarme" (otra frase épica), viene conmigo algunos días para disfrutar de sus nietos, de la playa y de su hija fuera de lo cotidiano.

Construir la vida con tus hijos. Ahí es donde está el meollo de la cuestión. Un continuo aprender, reaprender, deconstruir. Un camino lleno de incertidumbres, de cuestionamiento personal constante, de ajustar piezas de puzzle. Conjugar todas tus áreas y facetas y las suyas, en equilibrio y sin frustración.

Y aquí sólo una mínima parte del todo que es esto de ser monoMarental.

Cuando opines, recuerda...Rehacer la vida va mas allá de tener una pareja...

domingo, 11 de agosto de 2019

Erótica

Con la sutileza de una araña menudeando por su cuerpo, le venda los ojos y comienza a desbrochar su camisa con la delicadeza de sus manos elegantes. Se deja hacer entregado a una desconocida causa. Tras cada botón que libera su piel de la tiranía de la etiqueta escapan por el interior sus dedos de bruja acariciando la extensión de su tórax. Entretanto se besan con la delicadeza de amantes primerizos. No sabe cuál será el próximo movimiento pero intuye que pronto caerán sus pantalones y que su ropa interior también desaparecerá hasta sus tobillos dándole un aspecto absolutamente ridículo que espera se resuelva de manera digna.
Desnudo, con sus ojos vendados y las manos tiernamente atadas a un cabecero de aire victoriano, su amante le regala ternezas al oído con su voz de arpa. Todos aquellos fonemas que en otra situación le hubieran dejado impasible, incluso generandole cierto rechazo, empiezan a excitarle de una manera inesperada y voraz.
Sus palabras empoderandole, sus besos de una ternura casi obscena, la lengua deslizándose aviesa, caricias distraídas aquí y allá como una delicada pluma sobre su niveo cuerpo le hacen desear quitarse las ataduras y penetrarla con una ferocidad cursi hasta el punto de confundir sus  sudorosas pieles haciendolas siamesas.
No se reconoce en sus gemidos incontrolables, su cuerpo se retuerce como si le hubieran quitado una enorme capa de células muertas y despertara de un largo letargo con una sensibilidad que nunca pensó que existiera.
Bajo el velo de sus ojos siente sus pupilas a punto de explotar y su sexo dolorosamente eniesto espera impaciente a que el descenso, meticuloso y enloquecedor, haga cima en él. Da igual el modo. A esas alturas de la experiencia toda su sinapsis está en sentir de una manera desbocada, recién descubierta, tan asquerosamente dulce y amorosa que se sorprende al sentir que le gusta demasiado que no quiere que se acabe a pesar de despojarle de toda armadura. Absolutamente dominado, vulnerable, frágil, sin control de la situación, doblegado, a merced de su amante, se abandona al capricho de su boca que corona, saboreando, delectandose, con lascivo recreo y desvergüenza.
Sucumbe pleno y deseado al placer, siente desbordarse como río que lo inunda todo en el fragor de una tormenta...
Diluido en sensaciones opiaceas, ya
libre de ataduras, se abraza a su amante cual náufrago a la deriva, aún jadeante por el esfuerzo de nadar en mar abierto.....