Sus ojos clandestinos oteaban el escote mientras trataba de mitigar el impulso de sus ingles agónicas. Un ligero temblor en las piernas, agarrotamiento en el estomago y una suerte de dolor artrítico en la espalda y la rodilla le recordaba que tenia que irse mas pronto que tarde, no fuera a entretenerse demasiado entre aquellos labios de viciosa ternura. Se imponía la huida. El toque de queda emocional.
Sí, tenia unas tetas deseables y unos labios mordibles, que prometían adicción. La piel parecía suave. Solo podía intuirlo preguntándose qué le sucedería si decidía, por un momento, dejar caer una mano distraída y tocar de manera consciente esa epidermis. Tocar, simular una suerte de caricia con la yema de los dedos a lo largo de su brazo desnudo. Besar sin prisa, entretenerse, regodearse, disfrutar. Acariciar. Despertar mas allá.....
Algo que ya solo podía soñar.