En el principio existía el folio en blanco de la existencia y las ganas. Y llegó el miedo y la soledad con esa especie de tristura que tiñe los domingos por la tarde y vino para quedarse.
Y apareció una aparente calma, una normalidad de estreno y parecía que volver era posible. Pero no.
Y los versos se fueron, también se fueron las ganas. Prevaleció la tristura extendiéndose como mancha de petróleo en el inmenso océano de la vida.
Y parecían desaparecer los colores, las sonrisas iban disfrazas y vestidas de invierno y el lenguaje de las miradas dio paso a la ausencia de los besos y al silencio en las calles, desnudas, desoladoras.
Y había quien deseaba vestirse de bonito y recuperar algo de calidez en la frialdad imperante. Y aparecieron los recuerdos, las ausencias, el echar de menos. Y la piel volvió a pedir caricias pero llegó el otoño y aunque el frio pudo más, la ternura de abría paso, incansable.
Y los corazones que seguían palpitando con su sonido de cremallera rota intentaron recuperar un con quien y un lugar donde reposar pero a Pandora se le había caído la esperanza en un abismo y recuperarla se había convertido en el difícil reto.....
3 comentarios:
¡precioso Carlota! Me alegra que hayas vuelto a escribir. Un besito
Sencillamente perfecto.
Muy bien, me gusta
Publicar un comentario