".....Los ojos de Cyrano caen distraídos sobre la negra cabellera de la dama que tiene enfrente. El ligero crepitar de la seda de su vestido le obliga a hacerse a un lado para dejar pasar a la anfitriona del salón literario de esa velada. Ella desinteresada le mira. Sintiéndose profundamente avergonzado por su gascón vestir, Cyrano se acerca a Le Bret, este que ha observado la escena desde lejos, sonríe sarcasticamente, sabedor de que su amigo acaba de poner la mirada en el ser inalcanzable que supone la baronesa. Sin embargo, el reto es lo suficientemente tentador como para arriesgar y Cyrano sonríe a Le Bret.
Vuelve su mirada hacia la baronesa para observar con mas atención lo que antes ha sido un suspiro. Si, un reto, un gran reto. Un pellizco en el estomago le alerta, la mirada de Valeria se ha cruzado por azar con la suya y se ha detenido el tiempo. Ya no le parece un reto si no un inminente peligro.
La anfitriona busca con la mirada a su ama de llaves. Quiere que todo este perfecto cuando comience el café. Ella misma se ha ocupado de cada detalle de la sala. Las flores, iris morados y amarillos, como el vestido de la baronesa, dispersos en pequeños ramos por las mesas donde copas y jarras de vino dulce se disponen en singular armonía. Platos con dulces y un violín de fondo entonando acordes melancólicos acompañan las conversaciones de los asistentes...... "
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