lunes, 5 de septiembre de 2016

Acariciar gatos....

"La verdad, cuando tienes claro que la persona que quieres va a pasar de ti. Se siente una mezcla de alivio y pena. Alivio porque ya puedes ser todo lo natural que quieras, se pierde la timidez, y el miedo al rechazo porque el NO ya está ahí. Hasta el punto de olvidar la tiranía del encaje, aunque te encante, y abrazar el algodón de tus bragas como un crio a su peluche, eso sí, unas bragas monisimas.

Sí, la vida se simplifica. Ya no haces planes en función de esa persona, esperando inútilmente que responda a tu llamado. Y, aunque tu mirada perdida, en ocasiones te recuerde que te gustaría que llamara a tu puerta, sientes que se esta mas a gusto acariciando el lomo de tu gato.

Si antes se quedaba para "vestir santos", ahora es casi mas "vintage" quedar para acariciar gatos.

A veces incluso te atreves a soñar con gente que te gusta con la que igual te dabas un revolcón sin transcendencia y, aunque sabes que tampoco va a suceder porque en estos asuntos la vida mira hacia otro lado, te permites ese pequeño lujo casi culpabilizador porque el corazón, que es muy ladino, te recuerda que quieres a otra persona y te sientes hasta infiel con alguien que te ignora. ¡¡¡Qué cosa mas absurda!!!.

En ocasiones sobreviene la pena. Esa perdida ambigua se te clava en el alma y te cuenta al oido aquellas cosas que no te gusta escuchar ni en susurros. Y se impone la realidad, el pijama de unicornios, la botella de vino  y un plato de pasta bien surtida de queso para olvidar toda esta mierda mientras acaricias a tu gato. "
M.V.E