"Pijama de invierno y alprazolam en vena. Los niños y el eco de sus voces me acuna en un sueño plomizo. Mi cabeza. Demasiado atorada de él como para pensar en otra cosa. Gustosa, solazándose en la idea de que otro universo infinito existe. O es la gripe. Aun la fiebre no ha venido a visitarme, no esa fiebre. Quizás, la otra. Esa en la que te mezclas como un intruso incomodo cuando intento soñar sin ti. Ni siquiera sabes donde estoy, solo sospechas, y aun osas venir a recordarme que existes.
No importa, ven si quieres, yo ya me he dormido con el recuerdo de mis dedos enredados en su pelo por azar caprichoso de la ternura. Exactamente con el tacto que imaginaba.
¡La ternura!, tan noble, tan dulce y tan extraña. Esa vieja amiga que temerosa huye solo para aparecer en contadas ocasiones con su disfraz de miedo, ese negro tan feo que tan poco le favorece. Ese mismo que yo le pongo para que pase desapercibida.
Sí, esa, la del miedo y la curiosidad. Que olvidada en un cajón de mis emociones se manifiesta sin yo llamarla. Sin control, poniendome en un dulce jaque mate.
Mi cabeza atorada de él.
Alprazolam en vena.
Mis dedos enredados en su pelo.
Azar caprichoso de la ternura.
Jaque a la reina."
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