lunes, 27 de febrero de 2017

Reir

"-¡¡¡Qué guapa estás, hija!!
 -Gracias, mama, yo tampoco lo entiendo"

En ocasiones, no hace falta aportar mas. Bastan dos frases, una mirada para comprender. Parece que dejar de esperar milagros ha convertido la existencia en un regalo. Esos regalos de pequeños momentos robados al sueño con el miedo atroz a que el viento arrase con todo. "No, por favor, no te vayas, tú también, no" en un rezo sin eco.

Parece que dejar de esperar milagros mitiga la frustración cotidiana que en la afonía me invita aun a decir tu nombre desgastado, a veces, en bajito, como un susurro. En la antesala de un olvido inminente y necesario. De un lugar definitivo en otra estantería de la memoria, del corazón.

Yo tampoco lo entiendo, mamá, será que en algo me estoy equivocando, porque me miro al espejo, me conozco y lo veo claro. Pero vamos a reírnos de ello, que la ironía nos salve de la melancolía, porque solo me queda echar a correr. Riámonos hasta llorar, disfrazando así cualquier atisbo de dolorosa realidad. Así tú pensarás que yo río, y yo tendré claro porque lloro.

Mientras así sea, tú no sufrirás por mi, ni conmigo. De verdad, mamá, yo tampoco lo entiendo. No lo pensemos, ni lo sintamos. Riámonos. Solo riámonos.

2 comentarios:

a dijo...

Directamente al corazón, como una daga de dolor irónico que sonríe al espejo sin saber por qué. Mis ojos lloran al tiempo que sonrío, porque tus palabras son eco de algún diálogo que he vivido.
Admiro tu excelente prosa poética, querida amiga.

Y ten por seguro que aunque se muestre tan sin palabras esta sección de comentarios, hay muchas personas que te siguen.

Un enorme abrazo y...riámonos.
Isabel F. Bernaldo de Quirós

Lullaby Song dijo...

Muchisimas gracias, preciosa por tus bellas palabras.....