Thelma es mi gata kimera mestiza adoptada. Tiene un trauma que le produce un miedo atroz que la impide relacionarse con normalidad conmigo y con Odin, también con Freya y con mis hijos.
Cada noche, antes de irme a dormir, oteo en su escondite y, si está, me siento a su lado, le acaricio, porque se deja, le hablo bonito, y busca mi mano para esconder la cabeza y pedir mimos. Así es Thelma. Necesita y quiere mimos, le gusta que le quieran pero el miedo es superior a ella y apenas es capaz de moverse de donde está. Se paraliza.
Se asusta con mucha facilidad, no puedo hacer movimientos bruscos, ni levantar la voz. Así que me invita a ser mas pausada de lo que soy habitualmente. Procuro ser mas tranquila y, si cabe, mas tierna de lo que normalmente soy. Tengo paciencia infinita con ella. A pesar de sus desplantes y sus iniciales giros de cara. No puedo tenérselo en cuenta. Es miedo. Y al principio, yo solo era presencia que intentaba ser segura.
Despues de algo mas de un mes de presencia cercana, su mirada dulce y asustada ya hace contacto visual con la mía. Y anoche entre mimos conseguí darle su crema dental para la gingivitis que padece y comió chuches gatunas. Ya se que le gustan las de pollo e higado, las otras no. Hemos dado un paso grande.
Hoy, sin embargo, cuando fui a darle los buenos días, como cada día, no estaba en su escondite habitual. Una vez mas, el miedo la invitó a huir a un lugar mas seguro. Aun es demasiado cauta y prudente para fiarse de que la quiero.
A veces, el miedo es mas fuerte que todo y nada tira la barrera que forma entre quien lo padece y el mundo...lo invade todo...y ni la ternura ni el amor parecen poder con él....
Quizá algún día Thelma se permita la libertad que da perder el miedo, y sea capaz de disfrutar del amor y la ternura que ahora solo tiene en pequeñas dosis...de momento, es todo lo que me permite darle y no soy persona de escatimar ternura, solo que ella eso no se lo puede creer aun....
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