miércoles, 2 de enero de 2019

Presagios...

Termino el año y mi lista de buenos propósitos se perdió en la corriente del río de la existencia. No hay tales mas allá de vivir el sucediendo como si fuera lo único que me queda. No importa la circunstancia.

Sin embargo, hoy amanecí con la cabeza llena de malos presagios y un aliento gélido acariciando mi nuca con la osadía del cinismo y un sarcasmo prendido en la comisura de unos labios apenas dibujados en una cara insulsa, anodina, sosa. Admito que es un duelo del que no puedo desligarme y una incertidumbre dolorosa. Un fantasma que está ahí.

Si llegara el momento seré como el árbol de sándalo que perfuma hasta el cuchillo que lo corta.

He reducido el numero de mis certezas, apenas tres o cuatro, habitando en mi alma como pequeños colibríes y han quedado alrededor algunas accesorias, cambiantes. Hay espacio para oxigenar esta existencia a veces asfixiante y claustrofóbica.

Hoy es día 2 y es, por el momento, lo único que tengo hasta ahora entre las manos. No busco respuestas. No me haré preguntas. Dejaré que mis presagios vengan, me avisen y se vayan en la misma corriente donde se perdieron esos propósitos que nunca cumplo porque no creo en ellos. Me dejaré ir un rato a ese recuerdo vívido que es el hueco de su abrazo, ese lugar hogar donde me gusta ser aunque se vea en la tentación de cambiar la cerradura y esconder la llave.

De momento, hoy es dia 2, son las once de la mañana. Es la única certeza que tengo.


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